Elizabeth Wright

Liza es una chica simpática, bella, inteligente, rebelled y aventurera, todo multiplicado por dos en su juventud. Es tan distraída que puede pasar por torpe, tiene una mentalidad bastante inquieta y a veces eso la dispersa, sólo se permite esa actitud cuando está en un entorno seguro. Tiene amigas y amigos, y no duda en hacer más, pero guarda sus verdaderas opiniones y pensamientos para los más cercanos. Es una chica muy dulce y cariñosa, pero recelará y evitará a aquellos que quieran tener lazos demasiado profundos, no se siente preparada para dejar entrar a nadie a su vida. Actualmente no parece ser del todo consciente de que el mundo sigue girando, es una estatua de hielo hasta que alguien hace contacto con ella. Aunque esté decaída, no se apartaría de Harry Potter y la resistencia, desde que los encontraron enfoca todos sus esfuerzos en ayudarles.

Su forma de enseñar puede llegar a ser poco ortodoxa, pero sus estudiantes no suelen irse con muchas dudas del salón y eso ella lo considera un punto a favor. Adora asesorar a sus alumnos y los ejercicios prácticos, los libros son buenos, pero a la hora de acción sirven más unos nervios de acero. Guarda para sus adentros sus alumnos favoritos, tratando a todos con la misma sonrisa y bellos modales, a menos que saques su genio o que logres traspasar su infinita paciencia.

Elizabeth y Victoria nacieron en casa, rodeadas por su hermano y su padre, quienes no tardaron mucho en descubrir sus habilidades. Nadie dudó que iría a Hogwarts en cuanto fuese mayor, y no asistiría a una escuela muggle como su hermano, si no que sería instruida sobre el mundo muggle en casa. Ocultar sus poderes no era fácil, ella era casi incontrolable, mientras que Oliver era prudente y meditaba antes de actuar, Liza se dejaba llevar por su fuego interno en todo momento. Aprendía a la dura hasta sus siete u ocho años, cuando Oliver les enseñó a las mellizas el arte del duelo.
A sus catorce años Liza ya resaltaba entre sus compañeros y quería ser profesora de transformaciones, le atraía la delicadeza y la concentración que requería la materia; pero en quito año sus calificaciones le permitieron hacer un intercambio con una chica búlgara de Durmstrang y conoció a los dos amores de su vida: las artes oscuras y Kai. Leían y pasaban su enamoramiento estudiando, planeando viajes para encontrar los objetos y los hechizos más insólitos. A Liza le importaban poco las guerras entre las casas o las manías puristas, en Durmstrang se pudo dedicar exactamente a estudiar y enamorarse. Con el tiempo se fue alejando de su familia, todo lo maquinaba en secreto, evadiendo las preguntas de su hermano; no dejó de mostrarse simpática con todo el mundo o perder sus buenas calificaciones, por ahí logró evadir muchas explicaciones. En vacaciones pasaba más tiempo leyendo y estudiando que saliendo, o pasando el rato con sus amigos. Hasta después que se graduó, nadie sospechaba que ella y su novio sentían pasión por las artes y objetos oscuros, no hasta que Liza abandonó sus estudios de auror y volvió a casa para presentar a su prometido. Se casaban en secreto porque la familia de él no permitiría el matrimonio, a duras penas sabían de la existencia de Liza y no aprobaban la “amistad” entre un sangre pura y una mestiza, se perderían del mapa por un rato para aprender cosas nuevas y alejarse de todo el que los conociera. Pasaron  unos meses en Londres, luego se marcharon a Egipto y Europa, durante un largo tiempo  no volvieron, la familia de Liza recibió diferentes tipos de pájaros y cartas en casa; les hacía pensar que todo estaba bien pero no comentaba mucho de sus tareas en el viaje, Oliver sólo la veía en contadas  ocasiones cuando alguno de los dos viajaba. Cuando la pareja terminó de viajar, fue el momento elegido para decir la verdad a la familia de él y asentarse, cada uno con una plaza en el colegio Durmstrang.
A Liza su vida le parecía el cielo, hasta que se empezó a discutir si -el niño que vivió- estaba loco por decir que Voldemort había vuelto, sabía que todo su mundo se tambalearía si se veían forzados a tomar un bando. Tanto Kai como ella siguieron las noticias con mucho cuidado desde entonces, discutiendo sobre lo que estaría pasando o podría pasar; fue peor cuando se confirmó que Voldemort estaba vivo y la familia de Kai empezó a presionar. Él no aparentaba mayores cambios, pero Liza conocía a sus suegros y sabía qué bando eligirían, lo que no esperaba era que Kai desapareciera misteriosamente en uno de sus viajes. Era de suponer que una madre no mataría a su propio hijo, así que Liza no terminaba de creer que él estuviera muerto y lo buscó hasta la desesperación. A un año y poco más de su muerte ya no quiere cultivar esperanzas, tampoco sabe si mataría a la familia Kai al encontrárselos, es seguro que los interrogaría y no hay quien pueda decir lo que pasará si sus respuestas no son buenas.