And I though only human food could stink [Pansy] [ I N A C T I V O ]

El Callejón Knocturn, usualmente terminabas aquí por asuntos oscuros y en cierto sentido asi era. Desde mi ultimo encunetro con Theodore su insistencia hacia sus investigaciones terminaba arrastrandome a mi de por medio. No me importaba escoger un bando u otro pero quería trabajar cuanto antes, al fin y al cabo significaba asegurarme una forma estable de alimento, no quería matar a un alumno en Hogwarts pues tenía el unico inconveniente de levantar sospechas. No por ser dificil, sino porque era demasiado facil. Todo el mundo escapa de su sala comun, los cuadros apenas prestan atencion y si lo hacen es para soltarte un par de insultos por caminar a deshoras.

Matar a un mago es incluso mas facil que matar a un muggle. Ellos estan indefensos por naturaleza asi que si saben que van a morir, corren. Ese no fue mi primer instinto cuando aquella mujer dijo que me mataría, quizas porque no la creía, ni siquiera cuando sentí como me arrancaba parte de la piel de mi cuello en la que ahora no había ni siquiera una cicatriz. Pensé en desenfundar mi varita lo cual había sido esperado por ella. Atacar a un mago tiene sus inconvenientes, si saben leer las mentes es casi imposible acercarse lo suficiente para que su varita sea mas una molestia que una herramienta. Pero ahí estaba él. Un pobre transeunte que afirmaba poseer lo que buscaba, un viejo relicario con un simbolo especifico, recordaba que ella lo llevaba cuando me atacó y que "era una reliquia familiar". Estaba seguro que eso podría darle informacion a Theodore, a mi me daba absolutamente igual descubrir que era un vampiro o un primo lejano de ellos, ella ya no existía, al menos no fuera de mi cuerpo. Sentía su voz como un susurro que rasgaba mi columna vertebral.

-Primero intentas estafarme veinte galones. -enumeré tomandole de aquella gabardina que parecida a los traficantes de las mafias italianas tenía diversos objetos colgando de él. -Y despues me quieres colocar un guardapelo, pensando en que soy tonto o que eres mas inteligente que yo, lo cual es lo mismo. -inspiré con suavidad sin perder detalle de aquella mirada lastimosa y de como intentaba revolverse sin demasiado exito, ni tenía suficiente fuerza fisica ni podría contra mi de tenerla, no al menos habiendo pasado dos dias desde mi ultima ingesta a partir del séptimo podríamos hablar en ese aspecto. -Y por ultimo me haces perder mi tiempo.

Lentamente sonreí mostrando un tétrico estiramiento y alzamiento en las comisuras de los labios, como un reflejo de la definición de "tétrico" antes de golpear fuertemente la boca de su estomago, rodó por el suelo mientras sentía como mi ojo derecho comenzaba a arder, no estaba enfadado sino decepcionado, los humanos se creían tan listos que los hacían tontos. -Sabes que debería de arrancarte eso que tienes entre los hombros, ¿verdad? -pregunté de manera retorica poniendome de cuclillas. -Pero tienes suerte, porque se que aprenderas este valioso encuentro como una leccion. -sabía que había gente yendo y viniendo pero no me importó, sabía que nadie ayudaría a este pobre desgraciado igual que nadie ayudaba a nadie. -Tienes una ultima oportunidad, o me traes cualquier cosa relacionada con un relicario, y no un guardapelo o... -acerqué mi rostro a su oído. -te abriré en canal como a un cerdo y te dejaré colgando en la punta de Gringotts.

Asintió con gran rapidez y claro miedo en sus ojos mientras intentandose arrastrarse le dejé salir y se marchó corriendo. Llevé mis manos a mi cabello y loa gité con suavidad. -Debería de comprarle un movil. -murmuré, este era su contacto por eso no podía matarlo, a saber que había visto Theodore en él. "Ten amigos hasta en las cloacas y ellos te guiaran." Aunque dudaba de este contacto en concreto.

- O tal vez deberías intentar no asustar tanto a la pobre rata la próxima vez... ahora no podré encontrarlo por días - Soltó la pelinegra con algo de fastidio y burla, mientras se acercaba a la escena, con el suave taconeo de sus zapatos altos retumbando sobre el suelo de piedra. Pansy había pasado horas buscando y esperando a que aquel pequeño traficante apareciera de nuevo en el callejón. Como las ratas, los vendedores y traficantes de Knocturn solían moverse mucho, temerosos de que sus enemigos los encontraran fácilmente. Aquel hombrecillo con pinta de vagabundo era uno de los pocos en los que los mortífagos confiaban para transportar sustancias peligrosas y por eso estaba allí la joven mortífaga: la habían enviado a por un paquete para su Señor. Algo que habría conseguido en un instante de no ser por el muchacho frente a ella.

- Espero que estés contento pequeño - murmuró la pelinegra mirando el suelo por donde había huido a rastras su vendedor - Me has arruinado todo el jodido día- Pansy por regla no era una mujer paciente y su humor en los últimos días no era el mejor, no desde que Draco había metido a la sangresucia Granger a su casa, por lo que no le importó soltar una maldición al aire y perder el aire de elegancia que siempre la acompañaba.

Su mirada se fijó entonces en el joven causante de su desgracia, que suponía era un estudiante de Hogwarts por lo que había podido distinguir a la distancia. Sin embargo algo en su mirada frenó en seco la maldición que iba a enviarle. Un escalofrío bajo por su espina al ver esos ojos helados. No, ese no era solo un niño. Desde hacía más de un año, la morena vivía en el Bosque de Tirania. Un lugar infestado de bestias de todo tipo, por lo que pudo distinguir el brillo inhumano que habitaba allí. ¿Vampiro?¿Hombre Lobo? ¿Cambiaformas? Pansy no tenía idea, cosa que le molestaba, odiaba no saber a que se enfrentaba, pero nadie podría negar que ella fuera una mujer cautelosa por lo que de inmediato dejó la agresividad y relajó su postura.

¿Miedo? No. Precaución, se dijo mientras adoptaba su bien conocida sonrisa de suficiencia, aquella que siempre dejaba la coquetería filtrase de sus labios rojos. Se rió entre dientes resignada. - Tienes suerte que hoy esté de buen humor cariño - bajó la varita que había desenvainado inconscientemente, en un intento de desahogar su mal genio. - No tengo ganas de matar hoy - completó aun sonriente y acomodando su vaporosa túnica se adelantó para ver hacia a donde había escapado su contacto. Una mentira tras otra claro. Pansy solo mataba cuando su Amo lo requería y al parecer una buena fama ganaba más batallas que una buena varita. No encontraba el placer de asesinar como alguno de sus compañeros pero la imagen que se había forjado en estos años no dejaba duda que fuera capaz de asesinar por diversión..

Me sorpendió escuchar una voz a mi espalda, había escuchado sus pasos, un sonido superficial pero constante, como el sonido de las agujas de un metronomo, que iban de derecha a izquierda de forma síncrona. No porque alguien interrumpiera algo de lo que hacía, que tampoco era especialmente normal porque cuando sentían mi ira que solía ser en el noventa por ciento de los casos aburrimiento sentían como si alguien les dijera al oido que retrocedieran. Me sorprendió que fuera en este callejón en concreto donde la unica norma que existía era "mis asuntos, mis conversaciones" y sobre todo estaba mal visto que nadie intentara espiar a otro, por eso todo el mundo se hacía el loco cuando veía una discusion o algun negocio desde todo punto de vista, ilegal.

Pero, mas que su osadía, la cual ante el desconocimiento de lo que yo podía o no podía hacer o de lo que ella viera de peligroso o no en mi se convertía en ignorancia, lo que mas me llamó la atencion fue algo ajeno a ella, algo que ella no podía controlar, su voz. Su tono de voz no me resultó amenazante, nadie conseguía inspirarme temor, mas bien todo lo contrario, ganas de demostrar porque yo me temía a mi mismo, pero el suyo me parecio incluso meloso, como aquella comida que ahora no podía probar, esa que hace dos años me encantaba, la que tenía excesos de azucar por doquier. Ladee con suavidad mi rostro para observar mejor a la mujer y sonreí de forma inconsciente al contemplarla. ¿Sabes lo que es una femme fatale? Quizas esas eran las dos unicas palabras del ingles que conocía. Pues ella encajaba directamente en ese pequeño esquema mental que tenía, cuerpo perfecto, hecho, actitud condenscendiente pero atryaente, hecho, tono de voz sugerente y suave, hecho. Y lo mejor de todo, su aroma.

El aroma es lo que yo uso para distinguir una presa de otra, cuanto mas intenso es su olor (esto no es lo mismo que decir que huela mal, o fuerte) mas llamaba mi atencion. Y eran esos pobres infelices los que, como tuviera ganas de divertirme, o peor, de comer, sufrían las consecuencias. Ella encajaba en todas las tablas que tenía, olía terriblemente bien e incluso para mi emitía un aura de peligro, la unica diferencia es que yo no me alejo de tales señales. Las busco y devoro. Aunque en su caso...quizas sería la primera vez que podía dejar alguien con vida, excepcionando a Theodore.

-Las ratas trabajan con el miedo, cuanto mas lo sientan sobre sus espaldas, menos se pararan a perder el tiempo. -pero probablemente me había pasado, claro que yo no sentía esa cualidad, ¿pasarse? Aún conservaba su vientre intacto, ¿no valoraba eso? Seguro que despues de aquella sonrisa lo haría, y si no, el pobre infeliz cavaría su tumba o donde quiera que le enterraran una vez le sacaran de lo mas alto de Gringotts. -Creo que el mio acaba de mejorar. -confesé con tono divertido. Antes de dar media vuelta sobre mis pies para mirarla mas directamente. Miré sus ojos con curiosidad mientras aquel ardor que invadía mi derecho se transformaba en una curiosidad latente y rugiente, se parecía a la de Theodore aunque, no era igual. No.

Sonreí de lado al escuchar aquello, no porque no creyera que fuera capaz de matar sino porque pensaba que sería capaz de matar todo lo que se pusiera delante, una varita era demasiado impersonal, un susurro en las sombras, una rafaga de luz verde y se acabo. Claro que, era eso mismo, su facilidad la que lo hacía inutil. -Entonces creo que es doblemente mi dia de suerte, preciosa. -terminé con un apodo que realmente reflejaba lo que era. -Pero lamento decirte que Ratbag ultimamente se dedica a timar con accesorios de dudosa calidad. No me extrañaría que alguno tuviera una maldicion paralizante o inhabilitante. Asi que -concluí- si buscabas algo de él puedo recomendarte una casa de empeños no muy lejos de aqui.

Su rostro me sonaba, no pude dilucidar si la había visto en Hogwarts o no, pues aunque tenía una maravillosa memoria, los humanos y sus rostros no eran algo que me importaran, y menos desde pequeño pero tenía la sensacion de que me había enamorado de ella al menos años atrás. Chasqueé el dedo ante aquel recuerdo, señalandola finalmente con el dedo. -Pansy, ¿verdad? -creo que tenía trece años o catorce cuando la vi, dudaba que me equivocara aunque por aquellos dias seguía viviendo en mi falso cascarón. -Mi nombre es Klaus. -invoqué inclinando el rostro en una sutil reverencia. -¿Y que buscabas de ese cadaver andante? -pregunté cruzando los brazos con interés, diablos, ahora me moría mas que nunca por sentir aquel aroma y eso no tendía a ser nada bueno.

Escuchó la explicación del joven sabiendo que tenía razón. Mala suerte Pansy se dijo entonces con un pequeño suspiro de resignación. Una misión simple convirtiéndose en una búsqueda del tesoro.

Se giró entonces al oír la satisfacción en el tono del muchacho, sabiendo lo que iba a encontrar en su mirada. Deseo. Pansy era una experta en ello. Lo conocía y usaba a su antojo. Cada paso estaba dado para hipnotizar, cada linea de su ajustada pero sobria túnica estaba diseñada para resaltar sus curvas y cada nota de su voz había sido practicada y refinada para atraer. Una mujer como Pansy no contaba con grandes habilidades mágicas ni un cerebro brillante o una fuerza extraordinaria, sin embargo su mayor arma era simplemente ser mujer y la mayoría de los hombres olvidaban que eso era también muy peligroso. Si, allí estaba, se dijo al verlo, aunque era muy consciente de que el hambre que centelleaba en la mirada clara del joven podría ser demasiado literal para su propio bien. Trago saliva y se acercó lentamente - venía a retirar un paquete - le confió - pero dudo que esa rata se atreviera a venderme chatarra, no si sabe lo que le conviene, claro está. - caminó entonces en círculos, fijándose que el hombrecillo había dejado caer un viejo pañuelo en el suelo. Con un accio lo tomó y revisó el sucio trozo de tela. Sería suficiente para crear un encantamiento localizador, se dijo con una nota de esperanza en su mente.

Escuchar su nombre le hizo girar. ¿Se conocían? Dudaba haberlo visto antes, había algo en él que te haría notarlo incluso en una multitud, un aire sombrío que contrastaba con su cara de niño.Era extraño. Pansy recordaba muy bien las caras pero no había ni una pizca de familiaridad en esos ojos penetrantes. - No recuerdo haberte visto antes. - murmuró confundida - Sin embargo es un placer conocerte... por ahora supongo - aun no estaba segura de ello pero prefería conservar sus modales, sin embargo bien podría encontrar en él un amigo. Un amigo que podía desgarrarle la garganta en un segundo, completó dudosa.

- Si te digo lo que busco, ¿me ayudarás a encontrarlo? - preguntó mientras hechizaba rápidamente el pañuelo para indicarle el camino. Inmediatamente le señaló una oscura entrada que se introducía aún más adentro del callejón. Necesitaba algo de refuerzos para entrar allí y no pensaba llamar a Nott, odiaría ver su cara de satisfacción al saber que no podía sola con un encargo.