Everything that kills me makes me feel alive [Ophie~]

Sistole. Diastole. Arriba. Abajo. Un gran latido y otro mas pequeño y rápido. Mi respiracion se mantenía constante, yo dormía plácidamente, ajeno a la pesadilla que creía haber vivido, no tenía miedo ni siquiera dolor, todo era apaciblemente pacífico. Mi mente se mantenía en un estado totalmente extraño, como si simplemente estuviera flotando en el mundo onirico donde nada era real pero tampoco era falso. Recordaba un olor, un olor extremadamente claido, que me seducía como una caricia en el cuello, con un pulso ardiente que tenía el mismo poder para mover montañas que un ardiente y ahogado gemido en el oído del amante. Recordaba sus manos, recorriendo mi cuello y tocando mi piel suave, sus caricias eran excitantes y aceleraban aquel pulso hasta convertirlos en un redoble de tambores en lo alto de un cañón, con decenas de tropas caminando al unisono.

Recordé sus cabellos alargados como una cascada y que terminaban en un sutil tirabuzón, su cabello tenía un color brillante y rojo como la sangre, y aquella mirada que tras un solo parpadeo sus labios color rosados tendrían un rastro inconfundible de sangre, y como me ardería el cuello como si me hubieran metido una puñalada y algo así había sido. Recuerdo que mi mente se detuvo durante unos segundos, como si todo fuera demasiado rapido para mi y el mundo exterior fuera ajeno a mi mismo. Noté como un calor líquido se deshacía por mi yugular y como invadía mi ropa que se volvía pegajosa. Su garganta, hizo aquel sonido tipoco, había tragado algo y supe lo que era. Mi respiracion se hizo extremadamente rápido y mi respiracion se agitó como si alguien corriera sobre mi pecho y para rematar se lanzara en plancha para clavarme el codo.

Cuando me reincorporé estaba bastante agitado, el pitido de las máquinas que llevaban mis pulsaciones casi se habían vuelto ensordecedoras. Tras abrir los ojos lo primero que intenté fue ver donde estaba, no lo sabía, solo veía cosas borrosas como si la niebla se hubiera posado en mis pupilas, me froté los ojos con fuerza antes de que calmara siquiera mis latidos. Sentía que mi cabeza retumbaba como una orquesta agitada, estaba aturdido, agitado y sobre todo: confuso. Tras varios intentos mi mente se aclaró y como si moviera la lente de una cámara todo cobró sentido, sabanas blancas, un asiento vacío a la derecha, vistas al Londres Muggle, y un sonido mecánico. Pim pim, pim pim, pim pim. Miré mi brazo derecho y noté como tenía una serie de vías que se conectaban con mis venas y subían a una máquina para volver a entrar tarde o temprano.

-¿Do-donde...?  -murmuré mirando a diferentes lados, tenía demasiadas preguntas taponando mi mente. ¿Que había pasado? ¿Donde estaba? ¿Que era esto? ¿Por qué me dolía todo el cuerpo? ¿Que...que...que era esa sensación? Como un susurro en mitad de una tormenta, casi inaudible pero que tenía presencia, que sentía que estaba dentro de mi, como un veneno que helaba mi sangre o mas bien la hacía arder. Llevé mi mano a mi cuello donde aquel extraño sueño decía que había una herida pero no noté nada. Absolutamente nada. Lo unico que sabía con seguridad es que no tendría visitas, mis padres, muertos, mi familia, desconocida, asi que estaba solo y solo sería como me fuera. Intenté reincorporarme, con exito tras unos cuantos quejidos de dolor, me dolía todo y me sentía como si me hubieran apaleado y tenía sueño. ¿Que dia era hoy?

Desconocía donde estaba pese a que lo que veía en la en la distancia hacía que dijera que estaba en Londres, eía aquella gran noria blanca desde la cual toda la ciudad se resumía en una simple y pequeña bola de cristal que la contenía. Fui incapaz de discernir donde estuve la ultima vez que recordaba algo, sabía que estaba caminando con ella pero no podía recordar en que momento, del día. Sabía que era bastante tarde en comparacion a la reciente noche que estaba cayendo en el exterior, ¿había pasado un dia? Mi cuerpo se sentía mas ajeno que nunca como si estuviera luchando contra algo, o como si ese algo sembrara semillas que habían arraigado demasiado en mi, sentía una presion en mi pecho que me asfixiaba que hacía que los latidos de mi corazón se hicieran mucho mas dolorosos, dolía. Dolía. En eso se resumía todo. Dolía.

Miré aquellas vias que estaban en mi brazo para luego mirar lo que llevaba puesto, no era mi ropa, pero por suerte era algo cómodo y prefería eso a llevar esas mantas que te dejaban toda la espalda al desnudo. Una simple camisa y un simple pantalon eran mas que suficientes. Solo tenía que quitarme aquellas vendas e irme, no quería hablar con nadie, no quería saber nada, aunque me moría por hacerlo.

Mi respiracion era junto a aquellos pitidos agudos de la máquina que registraba mis pulsaciones lo unico que me acompañaba. Sabía que ello no cambiaría asi ue tras respirar intentando calmarme conseguí reincorporarme, definitivamente me había atropellado algo pero toos mis huesos parecían estar bien, todos mis deditos se movían cuando se lo pedía y no notaba que no hubiera nada en su sitio, ni una sola cicatriz salvo la que dejaría aquella vía que tenía en el brazo, y el recuerdo de aquel sueño seguía rebotando en mi mente como el eco de aquella voz.

Pero alguien entró en la habitacion y por su tono de voz, parecía feliz. Y por su tono de voz, era evidentemente femenino. Ladee mi rostro de forma un tanto lenta, intentando recuperar una concentración que se diluía cada vez de forma mas lenta. Lo primero que pensé al verla era que efectivamente era una mujer, y lo segundo era que no vestía como una enfermera pese a poder pasar por una de esas de las fantasías de mis "compañeros" en Hogwarts. O de cualquier adolescente. Y mía, para que iba a mentir, pero yo ya sabía que no tenía mucha oportunidad, parecía sacarme un par de años pero podía sacarme diez o que yo le sacara a ella otros diez, las mujeres eran el misterio del envejecimiento y de lo fisico. Pero especialmente porque un joven de quince años en un hospital como que no tenía demasiado sex appela.

Y lo mas extraño no fue todo lo extaño de ella respecto a mi, sino que al verla sentí como mi ojo derecho ardió, como si al verla aquella sensacion ardiente hubiera ascendido como un cuchillo cuya hoja al rojo vivo se había clavado en mi córnea, lo cerré mientras lo frotaba en un intento por calmar aquella sensación. -Ho-hola. -saludé aunque claramente confuso, luego explicó porque estaba aqui. -¿Paciente? -pregunté retóricamente. -¿Es un hospital? -bueno, eso cuadraba lo limpio que se veía todo, las vias de mis brazos y de las máquinas que estaban a mi lado derecho, pero saberlo siempre venía bien, mas que razonarlo. -No sabía que...que esto era un hospital -aseguré mirando como avanzaba en la habitacion, mi imaginación se desbordó con escenas que no pasarían de nuevo, y esa sensacion de algo extraño seguía incrementandose. ¿Porqué olía tan bien? Sentía aquella fragancia y esencia de su cuerpo como si mi boca supiera de antemano a que sabría su piel pero aquello era quizas lo mas extraño que había sentido, era un olor raro no el de un perfume o el de una fruta, no, era un olor mas intimo, pero no parecía desagradable. No.

-¿Sabes que día es hoy? -pregunté con interes, me interesaba eso mas que lo que me hubiera podido pasar porque ni siquiera sabía que me había pasado. -¿Ese paciente es...amigo tuyo? -casi sentí celos de tener la atencion de alguien como ella pero me dolía demasiado el nervio del ojo derecho como para intentar no cambiar de tema. Pero quien me iba a decir a mi que aquella sensacion de tener algo dentro que no era mio no era una sensacion, sino que literalmente, aquella chica formaba parte de mi y despertaría la besstia que siempre había sido. -Supongo que no puedo irme hasta que no venga alguien. -murmuré para mi mismo. -Lo bueno es que podré firmar yo mismo la hoja de salida. -dice con una suave sonrisa de orgullo, como si aquello fuera alguna especie de privilegio.

Cuando dijo el año en el que estabamos y visualicé esa fecha en concreto casi me dió por pensar que era una broma, normalmente cuando le preguntas a alguien la fecha solo le das el dia o como mucho dia y mes, pero de haber tenido una larga y descuidada, mas desgarbada, barba creciendo por mi rostro y un cabello que no hubiera sido lavado ni domado en meses entendería que tuviera que decirme el año. Pero no me cuadró. Sí, estaba en el mismo año y mes, pero no podía ser.

Intenté recordar pero sentí un gran pinchazo en mi cabeza como si alguien metiera un una espada en mi lóbulo frontal y sintiera ese dolor real como la vida misma. Llevé mi mano derecha a la cabeza apretandola con suavidad, antes de hablar con un gesto de queja evidente, tomaba nota: no tratar de recordar nada. -¿No es diecisiete? -recordaba ese numero con claridad, era diecisiete, jueves, asi que con un par de cuentas simples era domingo. ¿Llevaba tres dias durmiendo...en coma?

Pero no insistí demasiado en aquella idea, me hubiera pasado lo que me hubiera pasado no lo obtendría de cara a mi mente que seguía encerrada en aquella de cristal donde si intentaba moverlo hacia algún lugar los cristales lo atravesaban sin piedad. Escuché lo que decía mas intrigado en porque era tan hermosa y porque estaba aqui que lo que decía. No me importaba su amigo porque simplemente estaba en una tormenta dentro de mi cabeza por lo que no podía apreciar nada que simplemente no fuera yo. Un instinto de supervivencia que simplemente me estaba superando, y que me superaría en el futuro. -Siento escuchar eso. -lo unico que sabía de la aparicion era que los rebotes se producían de forma muy dolorosa pues a veces partes del cuerpo acababan donde no debían y eso era en una escala de uno al diez, un ocho. Porque tecnicamente la extremidad seguía ligada al mago de una forma no tangible.

-Estoy por quitarme las vías e irme. -aseguré ante aquel reto, cualquier cosa era mejor que quedarme mirandola, aquellos ojos profundos o aquel extraño olor que me gustaba tanto que llegaba a ser asfixiante y eso que estaba a dos metros de distancia de mi. Rebusque entre mis bolsillos pero recordé que no eran mios, asi que no sabía que tenía nada que dijera que me había pasado. -Creo que...perdí mi varita. -ni si quiera intenté preguntar donde podía estar, donde quiera que estuviera no estaría de una pieza. -¿Eres enfermera? -pregunté con retorica, al menos no trabajaba aqui asi que no sabía si lo era en otro hospital. -Creo que el uniforme te quedaría bien. -confesé tomando el vaso de agua antes de agradecerlo con un movimiento de cabeza.

Bebí con calma y noté algo extraño, usualmente decían que el agua no sabía a nada, pero siempre tenía esencia a algo incluso conocía que había un agua de color rojizo por su alto contenido en hierro, pero ese vaso en concreto era totalmente insípido. Insípido. Como beber aire líquido. -Mi padre murió antes de que yo naciera. -dije como si nada, ya no me afectaba, no podía afectarme el fantasma de alguien que no conocí. -Y mi madre... murió hace un par de años. -eso sí que dolía un poco mas, bastante. Ni fui capaz de volver a visitar su tumba cuando la vi hundirse en aquella caja de madera de nogal. -Llevo solo un par de años asi que sí, creo que me iré pronto. -o al menos lo mas rapido que me dejaran.

Pero de repente sentí un pinchazo profundo en mi ojo derecho, justo despues de buscar los orbes ajenos contra los mios, como si alguien clavará un clavo al rojo vivo en mi ojo. Fue tan doloroso y profundo que mi espalda se encorvó como un resorte, mi piel se puso de gallina y mi ojo comenzó a teñirse de un color rojizo,a l mismo tiempo que un grito de dolor escapó de mi garganta y mi mano, que sostenía aquel vaso de cristal expltoaba en mi mano. ¿Q-q-que...m-me estaba pas-pasando?

Hasta aquel momento no me había dado cuenta de lo hermosa que era, vale sí, podia afirmar con claridad que estaba hormonado y especialmente despues de el tratamiento que fuera que me hubieran puesto. Incluso si solo me habían metido suero que hasta donde entendía solo tenía nutrientes y agua para evitar la deshidratacion y la inanición aunque ahora que lo pensaba, tenía bastante hambre. Mas de lo normal. Supongo que no era lo mismo chupar una piruleta de vitaminas que omer un bocadillo que te diera esas proteinas, sí, el efecto era el mismo pero en general el cuerpo se movía por la apariencia. Ella era bastante hermosa y por alguna razon senti aquel hambre incrementandose; todo ello debía de ser parte de la conmoción, estaba casi seguro.

Sus ojos eran azules, azules como el mar y por una razon que desconocía su brillo reflejó algo en los mios, mi cuerpo entendió que era como un dulce que neccesitaba probar a toa costa, y sentí los brazos de aquella mujer en mi mente, abrazandome y transmitiendome un calor que ascendió como el vapor nocivo del ácido en la carne. Fue una oleada de dolor tan grande que pensaba que sacarme el ojo realmente dolería menos. Y todo fue como un resorte, instintivo. Sentía como mi columna vertebral se doblaba junto a la espalda, encorvandose mientras mis piernas pataleaban intentando alejar a una presencia que debía de estar allí, que yo sentía metida en mi cuerpo.

-Quema-quema-¡quema! -escapó de mi boca mientras intentaba contenerlos en mi garganta, aquellos gritos ahogados que tenían demasiada fuerza. Literalmente sentía el pulso de mi corazón en el ojo y era una sensacion tan desagradable y dolorosa que si me clavaban un cuchillo no solo no lo sentiría sino que me daría igual. Mi rostro terminó mirando el techo y sentía como aquellas placas blancas que habian en él se teñían de rojo como si una ola invisible la escaneara, escuché como me llamaba mientras se sentaba junto a mi, y yo intentaba no sucumbir al dolor incluso si eso suponía romperme la espalda en dos.

Dijo que debía de calmarme y me agarró la mano para apartarla de mi ojo algo que ni yo mismo había podido hacer y de forma instintiva me relajé, no porque dejara de doler, sino porque dolía mucho. Lentamente mi rostro se ladeó para mirarla, y sentía como con cada pulso aquella onda roja invadía la sala y cuando llegaba a la figura de la joven podía verlo. Podía ver su corazón latir con rapidez, podía ver cada gota de sangre moviendose por su cuerpo. Sentía su aroma como si se hubiera adosado a mi cuerpo, su mano tocando la mia desprendía un calor que me atraía, mis gritos terminaron de golpe, mi cuerpo se relajó aunque aquel dolor seguía persistiendo y aunque no lo veía mi ojo derecho refulgía con un brillo carmesí brillante.

Lentamente mis espalda se calmó, adquiriendo una posicion mas humana, pero mi respiracion no se hizo mas relajada sino amenazante. Mi tono de voz varió, al mismo tiempo que perdía el sentido de lo que estaba haciendo, en ese instante dejé de ser yo. Sentí una puñalada en la zona inferior de la espalda, como si algo estuviera abriendo mi piel y haciendo emergir algo que desconocía pero que mi mente sabía manejar. No tardé demasiado en abalanzarme sobre ella sin ningun tipo de remilgo. -Hueles muy bien. -fue lo unico que dije, con una voz visible mas cambiada y una sonrisa extraña en mi boca antes de intentar transformar la distancia que nos separaba en espacio recorrido, quería sentir su carne, su sangre, y no me preguntaba el porqué. Simplemente ¡necesitaba hacerlo!

Quemaba. Quemaba. Lo hacía tan profundo e intensamente que no podía contener aquella vibracion de mi cuerpo, que se movía casi por instinto, todo había cambiado, lo que carecía de color adquiría una esencia extraña, como si pudiera notar lo que había mas allá de aquellas paredes. Como si la sangre que burbujeaba por el organismo ajeno me llamaba, pero no era solo eso. No sentia que quisiera probar aquel líquido no, eso era demasiado simple, sentía como todo su cuerpo componía un poste que querría arrancar con mis propios dientes, sentía que simplemente mi garganta no paraba de gritar, "damela, damela, ¡damela! ¡DAMELA!"

Mi espalda estaba al rojo vivo, sentía como algo se movía y retorcía bajo mi piel, como un gran parásito que luchaba por seccionarla, abrirla y sentir el aire cálido de aquella habitacion. Me molestó como hablaba, me molestó que su tono de voz fuera simple preocupacion, me molestó no encontrar miedo en su mirada ni sus palabras. Odiaba eso, detestaba que no me tuviera miedo, iba a matarla; sí. La mataría, abriría su cuerpo en canal vertiendo aquella sangre y órganos al suelo, bañandome en aquel liquido carmesí, llenando mi estomago de aquello que deseaba que me satisfaciera por completo...Sí...

Pero sus palabras me trajeron al mundo real e hicieron que aquella voz me sacara al mundo real. Estaba tan agusto junto aquel pálpito ardiente que no podía imaginar otro lugar, no quería imaginarlo. No entendí lo que dijo pero su mirada se detuvo tras bajar lo unico que podía protegerla de mi, una varita, para observar un portapapeles que sostenía varios folios, mi mirada lentamente se alejó de ella para observar aquel papel. Ponía mi nombre, mi edad, tipo sanguineo, varias casillas de terminología médica que no entendia pue sno era del gemio ni había estado tanto en hospitales como para familiarizarme. "Anotaciones: Contusion en el craneo, profundas heridas en la zona pectoral, herida notoria en el cuello, pérdida del ojo derecho, severos daños en diversos organos internos, entrada a quirofano a las 01:45 de emergencia. Transplante autorizado con la víctima que lo acompañaba."

Aquella palabras rebotaron en mi mente, aquella chica, aquella mujer. Aquella herida...¿fue real? Llevé mi mano por instinto al cuello pero no había nada, no notaba ninguna herida en el pecho ni tampoco que mi ojo derecho no funcionara, ¿como era eso posible? Ni siquiera las heridas mas simples se van sin cicatrices ni mucho menos sin marcas. Comencé a reir con suavidad hasta que los decibelios se elevaron lo suficiente como para hacer que mi espalda se curvara suavemente hacia atrás -Y-ya..ya...ya viene... -avisé cambiando la curvatua de mi espalda para dibujar una curvatura descendente antes de que comenzara a salivar por la boca mientras mis dientes estaban en tension, notaba aquel dolor atravesarme como una espada, arrastrando y cortando todos los nervios de mi cuerpo, la mordida se hizo mas notoria y varios musculos se marcaron en mi rostro, mi ojo derecho se volvió absolutamente negro, la esclerótica dejó atras su olor blanco para volverse totalmente negro mientras que se apreciaban notias venas rojas que se unían a una pupila totalmente roja.

Sentí como si apuñalaran y abrieran mi columna lumbar y algo saliera a presión de ella. Noté como algo serpenteaba hacia el exterior, un gran objeto ardiente que sentía como si fuera un dedo mas, lentamente se alzó sobre mi rostro adquiriendo la forma de una cuchilla roja, de probablemente unos cincuenta entimetros de radio en su parte media, con un color brillante y una superficie escamosa. -No pienso beberte... -prometí con una risa maníaca. -¡Te destrozare y comeré, y no dejaré nada! -y con un gesto rapido aquella cuchilla se curvó como una garra dispuesta a prepararse para la acción, como si supiera que hacer, como si no me me necesitara para actuar y se sentía tan bien...