Peace for Everyone [Jace Garwin]

Agradecía que ese día no tenía turno de noche, por que su paciencia estaba mas que al borde para aguantar a doctores que les importaban mas el status social o el bando de sus pacientes mas que el simple hecho que muchos buscaban atención por cosas tan simples como complicadas. Era agotador el tener que mentir tantas veces al día pero valía la pena, ella desde niña había hecho un juramento que sería justa y nadie sería rechazado a pesar de su raza, color, tipo de sangre y cultura.

Ese día muchos de los guardias estaban bastante pendiente de sus movimientos, por que de alguna forma u otra ellos sabían que estaba atendiendo a un grupo que llevaba semanas buscando un hospital para tratar las heridas de unos de los compañeros. Fueron embocados por un grupo que al parecer eran vampiros buscando por comida pero pudieron escapar a pesar del herido. Apenas sobrevivió mientras se desangraba poco a poco...Al menos tuvieron la suerte de que no todos en el mundo mágico se condenaban a seguir las ordenes de los mortífagos.

Iba a necesitar mas de una noche fuera donde este con su gata además de algo de música y libros. O al menos posiblemente con su familia...o el. Las cosas entre ellos estaban algo raras, mas que nada por que no podía verle por precaución, ya tenía bastante que ella estuviera siendo vigilada por tantas horas...Que supieran que Jace es parte de la Resistencia era peor para ambos.

Así salió del hospital sin levantar sospecha, pero estaba paranoica si alguien preguntaba por su estado. Ser parte veela tampoco le ayudaba, tenían tantas desventajas que simplemente le mataban el alma...Necesitaba tranquilidad de una vez por todas.

Era arriesgado e imprudente, pero era común en mí hacer ese tipo de estupideces. Podría haber permanecido neutral o huir a otro país con ella dónde nadie nos encontrara, dónde pudiéramos estar a salvo. Pero decidí ponerme en riesgo, a mi y a ella, incluso a mi familia. Eso de tener cuidado no era lo mío. Así fue que salí del escondite de la resistencia, de las catacumbas, el problema no era llegar al hospital si no que no me vieran al salir de el escondite o estaríamos todos muertos. Le había avisado a los chicos que iba a salir, al ser uno de los mayores no pusieron mucha oposición y tampoco era que si me lo negaran iba a quedarme. Necesitaba verla y decirle lo que realmente sentía por ella. Yo podría morir en cualquier momento y prefería que ella lo supiera cuanto antes, ahora me arrepentía tanto de haber perdido el tiempo.

Camine por las calles de Londres, calcule el tiempo, ya que sabía de memoria todos sus horarios y días en los que trabajaba. Esperaba que no le hubieran cambiado los turnos o tendría que escabullirme hasta su casa. A unas cuadras del hospital la encontré, parecía caminar distraída mente y pude notar cansancio y tristeza en su rostro. Escondido detrás de un auto, busque con la mirada en las calles, nada. Así que subí a la vereda y camine hacia ella con paso normal para que no se asustara.

-Dem. -hable en un tono audible desde dónde venía ella caminando. Esperé hasta que su mirada se encontró con la mía y en cuanto la tuve cerca la abrace con fuerza. -No sabes cuanta falta me hacías, linda. -me separé luego de unos segundos, posando mis manos en su rostro para mirarla mejor. -No podemos estar mucho tiempo aquí, será mejor que vayamos a tu casa. -me apresuré a decirle antes que nada. Tenerla nuevamente cerca mío me daba esperanzas para seguir adelante, para terminar con esta guerra y así poder estar juntos.

Estaba que empezaba a caminar rápidamente hacía su casa, mientras se amarraba el pelo en una coleta de caballo hasta primero sentir que alguien le veía hasta escuchar la voz de su amigo, simplemente su rostro se lleno de alegría mientras como reflejo propio se zumbaba sobre el para abrazarle fuerte. Podía detectar el olor de moho y humedad en su ropa, además de muchas otras cosas pero no prefirió no decirlo mientras simplemente le seguía.

No podía dar palabras a su asombro, ya ni recordaba cuanto tiempo no se habían visto desde que simplemente acordaron que era lo mejor no levantar sospecha alguna. Suspiró profundamente mientras quería decirle si estaba bien, o si que alguien le estaba buscando pero las calles no era el mejor lugar hasta hablar sobre aquellos temas. Mas siendo una reunión imprevista, muchos sabrían inmediatamente que posiblemente eran refugiados o de la Resistencia.

Llegaron al auto y ya adentro se volvió a tirarle, a punto de llorar mientras susurraba frases inaudibles e indescifrables. En verdad le extrañaba bastante y necesitaba estar con el al menos unas horas si era posible, para al menos hacerle sus días mejor.

Le correspondí el abrazo con fuerza mientras ella se mantenía callada, algo que no era normal en ella pero la situación era difícil. Por su mirada supe que me había extrañado tanto como yo a ella, e incluso pude pensar por un segundo que sentía lo mismo que yo sentía por ella. Sonreí con tristeza mientras la abrazaba por la cintura y nos metíamos al auto, estaba por decirle algo pero ella volvió abrazarme y a sollozar mientras trataba de decir algo que no se entendía. Le tome el rostro entre mis manos y seque sus lagrimas con dulzura, verla así me mataba, jamás pensé que iba a sentir las cosas que sentía por ella pero ahí estaban.

-Dem, no llores por favor. No llores, todo se va a arreglar, escuchaste?-trate de consolarla como pude ya que no sabía muy bien que palabras decir en aquel momento, jamás había sido muy bueno con las palabras. La miré a los ojos por unos segundos y luego, sin dudar, la bese. Fue un beso corto pero lleno de necesidad y amor, al menos de mi parte. Nunca había besado a nadie de esa forma, tal vez, porque jamás me había enamorado. Me separé de ella sin ver su reacción ya que si me rechazaba iba a morirme allí mismo, me revolví en el asiento del conductor nervioso. -Vamos a tu casa, sigue sin ser seguro aquí dentro. -le dije sin decir una palabra sobre lo que acababa de pasar, esperando que no haya sido un gran error de mi parte y que hubiera arruinado las cosas con ese beso.

Antes de irme, un mes atrás o tal vez un poco más, había ido a verla y le había dejado las llaves de mi casa junto con un poco de plata que tenía ya que no sabría si iba a poder volver pronto. Alguien tendría que cuidar a los tres cachorros que habíamos comprado juntos, sabía que ella no tendría problema en cuidarlos, además supuse que era una forma de tener algo mío si me pasaba algo. En un abrir y cerrar de ojos llegamos a su casa, me apresuré a bajar para abrirle la puerta del acompañante y esperar detrás suyo mientras ella abría la puerta de su casa.